La Danza Oriental constituye toda una gama de movimientos que forman una disciplina con entidad propia, que aporta infinitas posibilidades a la hora de trabajar el cuerpo para conseguir una hermosa, sensual y saludable apariencia física. Por su larga historia viene además cargada de múltiples simbolismos de tipo cultural, lo que la rodea de un halo de misterio y fascinación mágica.
El cuerpo tiene que trazar un eje vertical desde los talones hasta la coronilla, con la pelvis centrada y los hombros encima de las caderas.
Hay muchas características que diferencian a la danza oriental de otras formas de danza y que revelan su herencia.Técnicamente hablando consiste en la combinación de una serie de movimientos fluidos de tipo ondulatorio y circular con otros más secos en forma de sacudidas o vibraciones, que pueden ser realizados de pie o en el suelo y acompañados a veces por instrumentos rítmicos como los crótalos o elementos de apoyo como el velo, el bastón, las velas…
Es una disciplina básicamente de tipo muscular, mas que una danza de pasos como ocurre en las danzas occidentales. La independización de los grupos musculares cobra en este caso una especial relevancia.
La danza oriental está diseñada especialmente para el cuerpo de la mujer, haciendo hincapié en el área abdominal y en los movimientos de cadera y torso. Es una clara y positiva manifestación de la belleza, la fuerza y la elegancia de todo lo femenino.
La música que se utiliza es, por supuesto, de estilo árabe-oriental, a pesar de que ahora existen muchas composiciones que fusionan lo oriental y lo occidental. La música oriental en su estructura es radicalmente diferente de la nuestra, y nos sorprende con su total ausencia de armonías y con la riqueza y complejidad de sus ritmos, lo que posibilita en gran medida la improvisación, otra de las características de esta danza.
Consiste en realizar un círculo con la cadera que puede ser ejecutado en diferentes posiciones o movimientos. Es uno de los movimientos básicos de esta danza, del cual parten muchos otros, como por ejemplo el círculo con torso que ponemos a continuación.
Círculo con torso
Se trata de hacer un círculo grande con la cadera, con las piernas separadas y desplazando el torso en sentido contrario a la cadera en cada posición.
A veces el bailarín/a se acompaña con instrumentos de tipo rítmico.
Los mas utilizados son los crótalos o címbalos, que consisten en dos pares de “platillos” metálicos que se sujetan con los dedos medio y pulgar, golpeando uno contra el otro, y que sirven de apoyo a la música.
La utilización de elementos de apoyo como el velo, el bastón o el sable es muy común. Estos objetos tenían una función mágica para los pueblos antiguos: las serpientes, por ejemplo, eran un símbolo que representaba los principios masculino y femenino, así como la inmortalidad en forma de serpiente mordiendo su cola.
Otra característica de la danza oriental es la forma de pago directa utilizada a lo largo de la historia, pero en desuso en los tiempos actuales. Los espectadores solían arrojar monedas a las bailarinas, que éstas cosían luego en su corpiño o cinturón a modo de adorno. Otras veces la moneda se humedecía y se colocaba en la frente de la bailarina mientras ésta doblaba la espalda hacia atrás.
Ocho hacia delante
Se trata de trazar la figura de un ocho con las caderas.
Primero se traza con una cadera un círculo (uno de los círculos del ocho) de atrás hacia delante, y a continuación se enlaza con la otra cadera, que traza el otro círculo del ocho de la misma forma.
El arte de la danza oriental tiene una historia compleja, extensa y llena de colorido, en la que se entremezclan cultos religiosos, rituales de alumbramiento, celebraciones sociales e interminables leyendas sobre harenes y odaliscas. Sus orígenes se remontan a épocas premonoteístas, en las que diferentes culturas veneraban el poder de dar vida a través de sus diosas de la fertilidad: Isis, Venus, Afrodita, Astarté… Estos representaban no solo la reproducción del ser humano, sino también de toda la naturaleza.
Las sacerdotisas de los templos consagraban su vida al culto de la Diosa, siendo una de sus principales tareas la de bailar en honor de ésta como parte del ritual y la ofrenda. En estas danzas el abdomen juega un papel principal por ser el receptáculo del origen de la vida, fuente de la fecundidad. Mas tarde, esta antigua función se transforma en otras de tipo profano, de entretenimiento e incluso de ritual terapéutico.
Quizá la imagen mas común de la Danza del Vientre nos remita a los harenes, con bailarinas moviéndose rítmica y sensualmente delante del rajá de turno.
Camello
Sin jorobarte, consiste en hacer una ondulación con el cuerpo, una “ese” que comienza con el pecho continúa con el abdomen y termina en la cadera. Inicia el movimiento trazando un círculo hacia delante de la pelvis.
Se puede realizar el camello mientras se dan pasitos.
Beneficios físicos y emocionales:
Es un excelente trabajo de tonificación muscular, especialmente de la zona pélvica-abdominal y además de glúteos, piernas y brazos.
Aporta una gran movilidad articular en las zonas lumbar, cervical, cintura escapular, evitando el anquilosamiento y la rigidez de las articulaciones. Mejora los procesos fisiológicos propios de la mujer, aliviando los síntomas de la menstruación y la menopausia y compensando el proceso de descalcificación y osteoporosis. Mejora el tránsito intestinal.
Movimiento lateral de la cabeza
Consiste en desplazar la cabeza horizontalmente de izquierda a derecha en un mismo plano utilizando sobre todo los músculos del cuello y el trapecio.
Ayuda a redescubrir las posibilidades expresivas del cuerpo de la mujer, resaltando sus formas y atractivo, desarrollando su autoestima y confianza en sí misma. La danza oriental es una disciplina amable y sutil, que conjuga perfectamente erotismo y espiritualidad a través de movimientos relajantes pero estimulantes a la vez, capaces de despertar los sentimientos más profundos, contactándonos con sensaciones internas gratificantes y liberadoras y armonizando nuestro ser interno con la belleza exterior.