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martes, noviembre 28, 2006

FISIOTERAPIA: EL PIE

El pie humano es un todo terreno, se amolda al suelo que pisa sea liso o escarpado, por eso a veces se abusa de sus posibilidades, y se quiebra su vida útil. Para mantenerlos en forma, saludables y ágiles es bueno tener el conocimiento de sus características más esenciales. Los huesos, las articulaciones, los músculos y los tendones del pie forman una de las construcciones mecánicas más complejas del cuerpo humano; en el material que brindamos puede constatarse. El pie, en su conjunto, es la zona anatómica que más evolucionó para posibilitar la locomoción bípeda humana.


Caminar, bailar, correr, y estar parados, es algo tan común entre los seres humanos, que no se aquilata cuanto se debe a esa estructura perfectamente diseñada, conocida por una palabra tan pequeña como el mismo pie. En realidad este es un complejo y elevado componente de fuerza, flexibilidad y movimiento coordinado, capaz de transmitir las tensiones por todo el cuerpo cuando se camina, corre, salta, baila o simplemente se permanece parado sobre ellos. Se sabe, que NO existen dos pies iguales, sin embargo, la estructura anatómica es idéntica en todas las personas. Una individuo cuando está parado sobre sus pies, lo sostiene una superficie que solo alcanza unos 300 cm2, y ese breve espacio en que está de pie, soporta con estabilidad un peso promedio de 70 a 120 Kg. Increíble pero cierto, que tan pequeñas áreas puedan con tanta masa.


Pero al estar en movimiento, el pie también es supremo, porque se adapta con flexibilidad a los desniveles de la superficie. Los ligeros cambios internos de la planta permiten andar descalzos por la suave e inestable arena de la playa o por caminos accidentados y pedregosos. Estas posibilidades existen gracias a la anatomía del pie, especialmente diseñada en la forma de sus huesos, articulaciones y ligamentos, músculos y tendones, vasos (arterias, venas, linfáticos), nervios, tejido subcutáneo, piel y faneras.


A través de los estudios de Anatomía Humana, se sabe que los miembros inferiores están formados por el muslo, la pierna y el pie. Y aunque el abordaje del asunto es un poco denso, es interesante comprender cómo el segmento final del cuerpo, se subdivide en tres regiones. Comenzando por el tarso con siete huesos, el metatarso con cinco y los dedos con catorce falanges.





Cuando se observa detenidamente la constitución del tarso, se nota que existen huesos cortos, dispuestos en dos filas. La fila posterior o proximal cuenta con un par óseo, el talo (astrágalo) hacia arriba y el calcáneo hacia abajo. En la anterior o distal sus cinco huesos se disponen en dos partes, medial y lateral. En la medial se encuentra por delante el talo, el hueso navicular y por delante de este los cuneiformes: medial, intermedio y lateral, mientras que en la parte lateral solo hay un hueso, el cuboideo, situado delante del calcáneo.


La parte conocida por metatarso, la componen cinco pequeños huesos largos, muy parecidos a los metacarpianos de la mano, pero con sus especificidades. A estos se les denominan numerándolos a partir del borde medial plantar. Los dedos del pie, en su evolución para caminar, se distanciaron de la forma que poseen los de las manos. Así son pequeños sus huesos largos, llamados falanges proximal, media y distal, aunque el primer dedo o dedo grueso no tiene falange media. Finalmente, en el pie existen los huesos sesamoideos, en las regiones cercanas a las articulaciones del primer dedo.


Por supuesto, estos huesos de los miembros inferiores están unidos principalmente por articulaciones sinoviales, con menos movilidad que en los miembros superiores, cuando se consideran aisladamente, pero en conjunto aumentan la amplitud de los movimientos de esta región porque además de la marcha, tienen que soportar y transmitir el peso del cuerpo en la posición bípeda. La articulación talo-crural, tibio tarsiana o del tobillo une los huesos de la pierna, la tibia y la fíbula, con el talo del tarso para formar la unión esquelética entre la pierna y el pie. Algunos estudiosos del tema incluyen en la articulación del tobillo las otras articulaciones del talo con los huesos vecinos (calcáneo y navicular). Gracias a las articulaciones del pie se pueden realizar diversos movimientos, que se ejecutan diariamente por las personas, a veces sin tener conciencia de ellos, como son la flexión, extensión, separación, aproximación, rotación lateral, y rotación medial.


Otro componente importante de esta zona del cuerpo son los músculos de los miembros inferiores, que presentan características similares a las de los miembros superiores, pero son más robustos, y menos numerosos en correspondencia con sus funciones. Algunos son poli articulares y actúan sobre las palancas óseas que se encuentran en estas regiones, mantienen la estática del cuerpo en posición bípeda o vertical y provocan los movimientos de estos durante la marcha.


En esta zona, lo más popular es el Tendón de Aquiles, tanto por el personaje histórico al que le debe su nombre, como por su importancia en la estructura del pie. ¿Cómo no recordar a Aquiles? El mayor de los guerreros griegos en la guerra de Troya, a quien según la historia cuando era niño lo bañaron en el río Éstige (actual Mavronéri) para hacerlo inmortal. En este bautizo maternal hubo un pequeño detalle: Aquiles se hizo invulnerable menos en el talón, por donde lo sostenía su madre. Por eso en los muros de Troya, cuando se suponía que la guerra estaba ganada, Aquiles fue mortalmente herido en el talón por su adversario Paris.


¿Qué semejanza tienen estos hechos narrados por Homero en la Iliada, con esa zona del pie en los humanos? Que a pesar de su potencia son vulnerables. Los músculos del pie, se unen distalmente formando el tendón de Aquiles, que termina insertándose en el calcáneo y se caracteriza por su gran potencia, como el héroe griego. Son capaces de elevar el cuerpo sobre la punta del pie, acción muy importante para la marcha. Los huesos de esa área se mueven, porque los músculos tiran del tendón al que están unidos, por tanto la ruptura o separación del tendón de Aquiles supone la pérdida inmediata del uso normal de la pierna y el pie, las personas no mueren como el griego al agredirse su talón, pero sufren mucho.





Una conexión importante también es la de la pierna con el pie. Los músculos de la pierna actúan principalmente sobre el pie y sus dedos. Por ejemplo, los músculos anteriores son extensores de los dedos y flexores del pie, mientras que los laterales son extensores, separadores y rotadores mediales del pie. Los posteriores son flexores de los dedos y extensores del pie. También intervienen en la aproximación y rotación lateral del pie, así como refuerzan la planta del pie.



Pero el pie en sí, tiene sus propios músculos. Son cortos y se dividen en dos subgrupos: dorsales y plantares. Los dorsales (extensor corto del dedo grueso y extensor corto de los dedos) son músculos íntimamente relacionados, que llegan a considerarse como uno solo. Se extienden en el dorso del pie, por debajo de los tendones del músculo extensor largo de los dedos, procedentes de la región anterior de la pierna y se van desde el calcáneo hasta las falanges proximales de los dedos, actúan como sus nombres indican, como extensores de los dedos. Los plantares son la mayoría de los músculos propios del pie y se distribuyen en tres subgrupos: plantar medial (abductor, flexor corto y aductor del dedo grueso) plantar lateral (abductor y flexor corto del quinto dedo) y plantar medio (flexor corto de los dedos, cuadrado plantar, lumbricales e ínter óseos plantares y dorsales).



Estos músculos se extienden hacia los dedos del pie, sobre los cuales actúan según indican sus nombres. Los del subgrupo medial mueven el primer dedo, los del subgrupo lateral mueven el quinto dedo y los del subgrupo medio mueven los dedos segundo al quinto. Ellos refuerzan la bóveda plantar y lo inervan las ramas del plexo sacro (nervios plantares medial y lateral, rama del nervio tibial).



La planta del pie es una hoja muy resistente y compacta de tejido fibroso, que se divide en cinco partes para cada uno de los dedos. Su función es elevar el arco del pie cuando los dedos están extendidos. Los pequeños músculos de la planta tienen un papel muy importante en el sostenimiento del arco del pie. Bajo la gruesa piel de la planta y de las capas de tejidos grasos situados bajo ella, se encuentran resistentes tiras musculares que protegen los vasos y los nervios de la planta. La red de vasos sanguíneos y nervios que se encuentra en el pie transmite el impulso desencadenado por la contracción y el dolor.






Cubriendo todo este andamiaje del pie está la piel, que forma una barrera protectora contra la acción de agentes físicos, químicos o bacterianos sobre los tejidos más profundos. A su vez contiene órganos especiales que suelen agruparse para detectar las distintas sensaciones, como el sentido del tacto, la temperatura y el dolor. La capa más externa y protectora, se conoce como epidermis, y la interna como dermis. En la primera hay células muertas que contienen queratina, y la escleroproteína córnea que forma también las uñas. En la punta de los dedos, en su cara superior, como una parte de la piel que se modifica es que se ubican las uñas.



Cada centímetro cuadrado de piel, contiene cientos de glándulas sudoríparas, están distribuidas por todo el cuerpo, pero son numerosas en las palmas de las manos y en las plantas de los pies. El grosor de la piel en la región plantar, a diferencia de la de los párpados (0,5 mm), alcanza un máximo espesor de 4 mm o más. Como se sabe en la piel existe una red de colágeno y de fibras elásticas, capilares sanguíneos, nervios, lóbulos grasos y la base de los folículos pilosos y de las glándulas sudoríparas. Las fibras elásticas de la piel están mejor desarrolladas en los lugares que se someten a mayor presión como la planta de los pies.



Algo sumamente interesante es que la interfase entre dermis y epidermis es muy irregular, consistente en una sucesión de papilas, o proyecciones similares a dedos, que son más largas en la piel de las plantas de los pies. En estas zonas, las papilas están asociadas a elevaciones de la epidermis que producen ondulaciones con un dibujo de las crestas cutáneas muy complejo, tienen el aspecto de lazos, arcos y bucles. Cada persona se reconoce por esos dibujos, sobre todo en las palmas de las manos, que no cambian ni siquiera con la edad, por ello se utilizan como identificación individual y se denominan huellas dactilares. Aunque los de las manos son los más conocidos, los de los pies, nombrados podogramas, son útiles en la identificación de recién nacidos y en exámenes forenses.



Por todas las cualidades enunciadas anteriormente, el pie humano con sus huesos, articulaciones, músculos, tendones y el resto de sus componentes, forma una de las construcciones mecánicas más complejas del cuerpo humano. Mantener su salud garantiza más calidad en la vida.



SISTEMA ÓSEO Y MUSCULATURA DEL PIE



SISTEMA ÓSEO Y MUSCULATURA DEL PIE

EL SISTEMA ÓSEO DEL PIE

Desde los inicios del oficio en la antigüedad hasta finales del siglo XVIII, los zapateros se concentraron en la confección de zapatos teniendo en cuenta exclusivamente la forma exterior del pie, a la que deseaban proporcionar una capa protectora. El sistema ósea y la musculatura, es decir "la forma interna", eran completamente ignorados. Fue en el siglo XIX cuando los zapateros se dieron cuenta de que precisaban conocimientos anatómicos. Aparecieron numerosos manuales del zapatero que resumían los valores cognitivos del oficio, a menudo acompañados con descripciones de detalles anatómicos del pie.

Actualmente, los conocimientos sobre las características óseas, la musculatura, las articulaciones, los nervios y la piel del pie forman parte de la formación general del oficio de zapatero. Al tomar las medidas, y de acuerdo con las reglas derivadas de la práctica, se toman como referencia puntos anatómicos fijos reconocibles y característicos que tras varias mediciones muestras pocas variaciones.

Es cierto que no existen dos pies completamente iguales. Sin embargo, la estructura anatómica es idéntica para todas las personas y surgió hace unos dos millones de años, cuando el antepasado del hombre moderno, el Homo Erectus, empezó a desplazarse sobre dos piernas.

De los 208-214 huesos del esqueleto, los más pequeños se encuentran en los miembros más móviles: las manos y los pies. Los huesos, las articulaciones, los músculos y los tendones del pie forman la construcción mecánica más compleja del cuerpo humano. Cuando un hombre está de pie, la superficie de sus plantan apenas alcanza los 300 cm2, pero debe soportar con estabilidad un peso medio de 70 a 120 kg. Al andar, el pie se adapta con flexibilidad a los desniveles de la superficie. Los ligeros cambios internos de la planta del pie nos permiten andar descalzos por la suave e inestable arena de la playa o por caminos accidentados y pedregosos.

Así pues, el pie es una estructura que debe soportar mucho esfuerzo, capaz de ofrecer unas prestaciones extraordinarias. Un europeo medio, según un estudio realizado en Inglaterra, camina de media unos 150.000 km. durante su vida.

Esta reproducción de los 26 huesos del pie -vistos desde el empeine (A) y la planta (B)- demuestra que los siete huesos del tarso (posiciones 1-7 son los más fuertes, ya que sobre ellos descansa la mayor parte del peso corporal. En la ilustración A puede comprobarse que la longitud del pie la determina la distancia entre el extremo del talón y la punta del pie, mientras que la anchura depende de los cinco huesos metatarsianos (8). De todos ellos, el del primer dedo es el más fuerte, el del segundo dedo es el más largo y el del quinto dedo el más corto. Los dedos II-V están formados por tres falanges y el pulgar únicamente por dos.

  1. Tuberosidad posterior del calcáneo

  2. Calcáneo

  3. Astrágalo

  4. Cabeza de astrágalo

  5. Navicular

  6. Cuneiformes

  7. Cuboides

  8. Metatarsianos

  9. Dedos del pie

LA MUSCULATURA DEL PIE

La musculatura de la región dorsal del pie

  1. M. extensor largo de los dedos

  2. M. extensor largo del primer dedo

  3. Tendón del m. tibial anterior

  4. M. abductor del primer dedo

  5. M. extensor corto del primer dedo

  6. Mm. interóseos dorsales

  7. M. abductor del quinto dedo

  8. Tendones del m. extensor largo de los dedos

  9. Tendón del m. peroneo anterior

  10. M. pedio

  11. Porción inferior del ligamento anular anterior del tarso

  1. Maléolo interior

  2. Articulación metatarsofalángica

  3. Maléolo externo

  1. M. abductor de quinto dedo

  2. M. flexor del quinto dedo

  3. M. flexor plantar corto

  4. Mm. interóseos plantares

  5. M.aductor del primer dedo

  6. Músculos lumbricales de los dedos II-V

  7. Tendón del m. aductor del primer dedo

  8. M. flexor corto del primer dedo

  9. M. abductor del primer dedo

Los huesos constituyen el armazón de apoyo del pie; los músculos, que están ligados a los huesos por los tendones, garantizan el movimiento. En general, los músculos no trabajan por separado sino que lo hacen por grupos. En la realización de un movimiento corporal (por ejemplo cuando se da un paso hacia delante) actúan numerosos músculos, unos en una dirección y otros en la dirección opuesta. Algunos músculos del pie son cortos y pequeños, y su función consiste en dar apoyo a la musculatura de la pierna: son los flexores y los extensores. Los espacios intermedios situados entre los huesos del metatarso están ocupados por pequeños músculos -los músculos interóseos- que unen o separan los dedos. En comparación con los dedos de la mano, los movimientos de los dedos del pie son mucho más limitados. Los pequeños músculos de la planta tienen un papel muy importante en el sostenimiento del arco del pie. Bajo la gruesa piel de la planta y de las capas de tejidos grasos situados bajo ella, se encuentran resistentes tiras musculares que protegen los vasos y los nervios de la planta.

la red de vasos sanguíneos y nervios del pie es extraordinariamente extensa y está ampliamente distribuida. Los nervios transmiten el impulso desencadenado de la contracción. Por una parte transmiten información continua al cerebro sobre la posición de la masa de este miembro y de la posición del cuerpo. Por otra parte, transmiten cualquier forma de sensación dolorosa.

La piel de la planta desempeña tanto un papel protector como de recepción de estímulos. Ofrece resistencia a cualquier carga elástica y mecánica (como por ejemplo la presión), y la secreción ácida de sus glándulas forma una capa protectora contra la penetración de sustancias patógenas. La piel de la planta cuenta con un número especialmente grande de glándulas sudoríparas: en una superficie de 1 cm2 existen aproximadamente 360 glándulas sudoríparas. la cantidad de sudor producida puede ser considerable. Si la producción es abundante, al elegir los materiales del zapato debería tenerse en cuenta únicamente piel que permita la transpiración y evitar materiales artificiales. Así se evitará la proliferación de los hongos y de dolencias bacteriales.

Musculatura del perfil del pie derecho

  1. Tendón de Aquiles

  2. M. flexor plantar corto

  3. M. abductor del primer dedo

  4. M. flexor corto del primer dedo


LA POSTURA EN LA DANZA

LA POSTURA

I. Postura es la relación que cada una de las partes del cuerpo tiene con demás. Si esa relación es la correcta, tendremos una postura adecuada, en cambio, si no lo es, la postura tampoco lo será. Por ejemplo: cómo se ubica la cabeza respecto del cuello, éste respecto de los hombros, y así sucesivamente, conformando todo ello nuestra postura. Adecuada o no, la postura dependerá ante todo de un complejo sistema, en donde el hombre, como protagonista, es único e indivisible, no sólo en el plano somático sino también a nivel de las formas y las funciones.


La actitud normal, como el hombre normal, son pura abstracción. Construimos la postura gracias a la percepción de sensaciones tales como la tensión ligamentaria, el estiramiento muscular, el apoyo plantar, el desplazamiento de los otolitos del oído interno, conformando en conjunto el equilibrio mecánico, inducidos siempre por un estímulo constante: la gravedad. A éste fondo viene a incorporarse una modalidad singular que nos identifica en un modo de expresión y en un comportamiento social. Queda así registrado un esquema de actitud “natural” como única representación mental de nuestro equilibrio. A este patrón de actitud respondemos siempre, porque con él nos sentimos cómodos y seguros. Por ésta razón condicionamos instintivamente nuestros mecanismos automáticos de protección del dolor, salvaguardando las funciones esenciales.


La reeducación de la postura supone un enfoque global del individuo, analizando las alteraciones en su organización corporal y los síntomas que padece. Se ubica en la estructura músculo-esquelética, verdadera armazón de nuestro cuerpo, que influye en las funciones, condiciona los movimientos y perturba necesariamente la sensibilidad.


II.El hombre consigue la proeza de ponerse de pie gracias al desarrollo de unos músculos capaces de vencer la gravedad, llamados músculos de la estática o tónicos. Son músculos fibrosos, resistentes, poseen un tono de contracción elevado y constante, aún en estado de reposo, pues tienen un sistema de autorregulación que garantiza la estabilidad. Representan las dos terceras partes de la musculatura total y se ubican en la parte posterior de nuestro cuerpo desde la cabeza a los pies.

Por delante, a su vez, se organiza el sistema que sostiene nuestra caja toráxica, manteniendo los órganos en posición correcta. En caso de rigidez, bloquean el tórax, frenan la respiración y limitan la ventilación.




III. Los músculos tónicos se organizan en cadenas, en donde cada músculo o grupo muscular no es más que un eslabón en el conjunto, conformando así un verdadero modelo de globalidad funcional. El streching global activo considera la cadena muscular como si fuera un solo músculo extendido desde la cabeza hasta los pies, y enfatiza la acción integral evitando todo trabajo segmentario de reeducación sin antes flexibilizar la totalidad de la cadena.

lunes, octubre 02, 2006

HIGIENE POSTURAL

Cuando hablamos de la higiene postural nos referimos a la postura correcta que debemos adoptar, ya sea en un ejercicio estático (p.e. estar sentados), como en uno dinámico (p.e. elevar un objeto pesado).
La higiene postural es muy importante en todas las actividades o trabajos, ya que si no se lleva a cabo de manera correcta puede provocar en nuestro organismo situaciones patológicas e incapacitantes, desde una escoliosis hasta un dolor agudo en el caso de la lumbalgia comúnmente conocido con el nombre de lumbago.


La llamada posición de televisión es una de las posturas viciosas más frecuentes. También sucede algo parecido cuando leemos, en esta posición la región torácica queda suspendida y arqueada en el aire sin ningún soporte, creando una gran distensión de los músculos posteriores, lo que puede resultar en dolor.

Una postura semejante puede darse cuando al sentarse el individuo no inclina la región lumbar contra la espalda del asiento y cuando los pies quedan elevados sin llegar a tocar el piso.
Un hábito tan simple como la posición al dormir puede ser tanto dañino como relajante para la espalda.
La posición que se adopte es la clave de la diferencia. Así, la mejor ubicación al dormir es de lado, adoptando la llamada posición fetal en la cual la columna vertebral soporta menos peso y verdaderamente reposa y los músculos se relajan. Si se prefiere dormir boca arriba se recomienda colocar una almohada bajo las rodillas.

Dormir en posición boca a bajo es lo menos recomendable, pues los arcos se exageran al no encontrar apoyo en el abdomen, que se hunde de manera excesiva en los colchones, incluso en los que parecen ser más duros.
1. DORMIR BOCA ARRIBA: Utilice una almohada cuyo grosor permita que su cabeza tenga la misma inclinación que mantiene su columna cuando está de pie.

2. DORMIR DE LADO: La almohada debe ser más gruesa, para que la cabeza posea la misma alineación lateral con respecto al eje de la columna que cuando está de pie.

3. DORMIR BOCA ABAJO: Si le es imposible dormir de otra manera, conviene que se incline un poco sobre uno de los costado. Dormir en decúbito prono hace que se aumente exageradamente la hiperlordosis lumbar, la mejor postura es la fetal.


4. LA CAMA: Emplee un colchón firme y recto, aunque mullido, que pueda adaptanse a las formas de nuestro cuerpo. No duerma en cama pequeña.

5. LEVANTARSE DE LA CAMA: Póngase de lado y, apoyándose en los brazos, incorpórese hasta sentarse en el borde de la cama.
Ayúdese de los brazos para levantarse y no realice giros bruscos de cintura.


6. SENTARSE: El respando debe respetar las curvaturas de la columna, y no ser ni más bajo ni más alto que la longitud de nuestra espalda. Para proteger la zona lumbar es aconsejable un cojín a esa altura.
Las rodillas en flexión deben estar a mayor altura que la cadera (se puede ayudar con la utilización de un reposapies), para facilitar así la basculación de pelvis.
Aconsejable que exista una inclinación hacia atrás de 110º entre el respaldo y el asiento.


7. FRENTE A LA COMPUTADORA: El centro de la pantalla debe estar a la altura de la línea de los ojos y en una posición frontal.
Es aconsejable la mesa de dos alturas (una para el teclado y otra para la pantalla). El codo debe estar flexionado para movilizar el ratón. Con un reposabrazos a 5 cm debajo del plano de la mesa, que permita el apoyo a partir del codo.
8. POSICIÓN DE LA MANO CON EL MOUSE: No moverlo con mano en desviación radial o cubital, sino con la mano completamente recta con respecto al antebrazo. Con ligera semiflexión, nunca con gran concavidad o extensión.

9. FRENTE AL VOLANTE: El asiento debe permitirle formar un ángulo de 90º con la cadera y mantener la espalda apoyada en el respaldo, con ligera flexión de codo.



10. ENTRAR Y SALIR DEL VEHÍCULO: Siéntese con los pies fuera del coche, gírese, meta un pie y luego el otro. Ayúdese con los brazos. Salga de forma inversa.


11. EN EL MOSTRADOR: Mantenga un pie en alto y apoyado en un reposapiés y cambie de pierna. Conserve la columna recta y erguida en todo momento.

12. LAVAR LOS PLATOS: No doble la espalda, procure mantenerla siempre erguida. Apoye uno de los pies en un reposapiés (p.ej. un cajón); si va estar bastante tiempo alterne un pie y otro, desplazando así el peso del cuerpo.

13. LAVARSE LOS DIENTES: Doble un poco las piernas y apoye la mano que le queda libre sobre el lavabo mientras adelante ligeramente el pie opuesto a dicha mano.

14. PLANCHAR: La plancha debe estar a la altura del ombligo, si no es así, panche sentado. Mantenga la columna recta y un pie adelantado y sobre un reposapiés.

15. BARRER CON LA ESCOBA: Deben medir lo suficiente, como para no tener que inclinarse. úselas lo más cerca posible de los pies y mueva sólo los brazos.

16. LA ASPIRADORA: Cójala con ambas manos y adelante un pie. Al pasarla debajo de un mueble, agáchese, doblando una rodilla y apoyando la otra en el suelo. Es preferible pasar la 'manguera' por encima del hombro.
Evitar hacer una extensión axial brusca.

17. HACER LA CAMA: Colocado en cada una de las esquinas, flexione las rodillas con la espalda recta. Si no está cómodo/-a, ponga una rodilla en el suelo.


También es importante realizar ejercicios de corrección postural, tanto en posicion de bipedestacion como sentada, corrigiendo activamente la lordosis mediante ejercicios de basculación pélvica con contracción de abdominales y el dorso erecto, a la vez que se realiza contracción glútea, manteniendo esta posición durante 15-20 segundos, relaandose y repiténdolo varias veces en sesiones de 5 a 10 minutos. Las series no deben ser excesivamente largas para evitar la fatiga y se deben hacer varias veces al dí­a. En la posición de bipedestación, los pies deben estar separados 25-30 cm de la pared de apoyo. Con los jercicios de corrección postural se fortalece la musculatura abdominal, corrigiéndose al mismo tiempo la hiperlordosis e hipercifosis.